El Sistema Venus es el sistema para perder peso que mejores resultados presenta en la actualidad. – Exclusivo para mujeres!
Si te urge, mira el video:
¿Pero por que?
Ello tiene, por supuesto, una explicación a la que me dedicaré en el presente post. Les daré mis propias explicaciones fundamentadas en mis experiencias personales.
Además, les mencionaré algunos argumentos científicos que he aprendido.
No se sorprendan. No pretendo dármelas de científica. Lo que sucede es que, tan maravillosos han sido los resultados que he obtenido en tan poco tiempo y sin tanto esfuerzo como en otras dietas, que me he dado a la tarea de explorar un poco en internet.
Gracias a eso, les podré brindar algunas “capsulitas” científicas sobre este sorprendente sistema.
Este es un sistema completo que comprende, obviamente, el factor en sí de la pérdida de peso y, además, la re-configuración corporal.
Todo el sistema comprende:
- Manual principal de alimentación y pérdida de peso.
- El sistema de entrenamiento de doce semanas, incluido en una videoteca de videos instructivos de ejercicio.
- El completo programa de entrenamiento se puede desarrollar en un gimnasio, si se desea, pero es posible adelantarlo en casa sin ningún tipo de inconveniente y, lo más importante, sin la necesidad de la presencia de un entrenador personal.
- En mi caso concreto, preferí hacerlo desde la comodidad de mi hogar, sin ningún tipo de inconveniente.
El nutricionista virtual. Les juro que, en un principio, pensé que se trataba de un nutricionista de “carne y hueso” con el que hablaría por Facebook o por Skype cada dos o tres días.
Ya me había empezado a imaginar un señor adusto y regañón, reclamándome por qué no había rebajado lo que estaba programado.
Pero, para mi sorpresa, me encontré con que es un software que calcula las calorías y proteínas que yo necesitaba, para perder peso, en función de las medidas de mi cuerpo.
El Sistema Venus me permite un control periódico.
El tamaño y la forma de los músculos. La forma natural de cada una de nosotras viene predispuesta desde la concepción por el ingrediente genético, obviamente.
No obstante, la construcción de depósitos de grasa y la construcción muscular, sí dependen de cada una. O sea, que “adiós” a la tradicional disculpa según la cual “es que yo estoy gorda porque esa es mi constitución”.
Claro que es necesario que todas tengan en cuenta que ciertos factores genéticos hacen necesario que el programa brinde una pérdida de peso de manera más lenta. El sistema no pretende que todas las usuarias perdamos grasa de la misma manera.
Pero, observen que estoy hablando de una “pérdida de peso de manera más lenta” y no de que es imposible bajar de peso. Son dos cosas muy diferentes.
Claro está que, para casos de obesidad mórbida, este no es un sistema recomendable, puesto que en esos casos ya se requiere de un tratamiento médico especializado que puede tardar años, incluso.
En teoría, es posible perder peso con el Sistema Venus, con la sólo dieta indicada y sin necesidad de hacer los ejercicios recomendados. Esto, en principio, suena de lo más alentador para la gran mayoría de las mujeres que no somos amigas de rutinas tan aburridoras.
Seamos claras: con el sólo hecho de seguir las dietas recomendadas y las instrucciones del Nutricionista Virtual, sin hacer los ejercicios, se presentarán dos obstáculos: de un lado, el proceso de pérdida de peso será más lento y, de otra parte, la re-construcción corporal no será posible.
Lo único que “construye músculo” es la actividad muscular misma. A no ser que se acuda a otros recursos que, por razones éticas, ni siquiera nombraré en el presente post.
Por tales razones, lo más indicado es desarrollar el sistema de entrenamiento de doce semanas. Yo, personalmente, estaba renuente en un principio. Pero cuando me decidí, empecé y, les comento chicas, que es de lo más sencillo.
No se trata de largas sesiones de entrenamiento. Eso sí que hubiese sido de lo más desalentador para mí.
El anhelo de la gran mayoría nosotras las mujeres es, además de bajar de peso (por supuesto), darle una bella forma a nuestro cuerpo considerado como un todo y, de paso, embellecer algunas partes específicas como senos, piernas, glúteos y demás.
Creo que, en eso, todas estamos de acuerdo.
Con la sola dieta, es complicado lograr dichos objetivos.
Se los digo de otra manera: cambiar la forma y el tamaño del cuerpo o, si se quiere, de determinadas partes de nuestra anatomía, consta de dos ingredientes:
▪ Pérdida de peso, y
▪ La eliminación de grasa.
Estos dos factores, están determinados por la alimentación ya que es posible perder todo el peso y la grasa que cada quien desee con la dieta del Sistema Venus bien llevada y, además, siguiendo las indicaciones del Nutricionista Virtual.
Ahora, es necesario tener en cuenta que el diseño nutricional de este sistema está enfocado para perder grasa y, lo que es más importante aún, para no recuperarla. Esa es una de sus grandes bondades.
La mayoría de programas, pagos o gratuitos, de pérdida de peso nos “ayudan” a las mujeres a bajar de medidas rápidamente.
Pero, lo que no tienen en cuenta es que, por los problemas psicológicos y/o hormonales que generan esos “desplomes” en tan corto tiempo, el tan famoso efecto rebote llegará más temprano que tarde.
El programa del Sistema Venus ha sido estudiado científicamente para evitar ese indeseable “efecto rebote”.
La pérdida de peso será permanente. Yo no he subido ni un sólo kilo y, créanme, he comido de todo pero, eso sí, con medida.
Ya me he referido a los dos aspectos fundamentales del sistema: pérdida de peso y grasa, mediante el programa de nutrición y dieta, de un lado, y el cambio de la forma de cuerpo, cambiando la forma y el tono de los músculos, que sólo se puede lograr con el entrenamiento.
Con las mujeres que optan por quemar grasa y bajar de peso, sólo mediante el programa de nutrición, se ha presentado un problema subsecuente: una vez han logrado ese objetivo, suelen mostrarse insatisfechas por la flacidez con la que quedan muchos de los músculos de su cuerpo.
Son abundantes las quejas sobre ablandamiento muscular en la parte inferior de los brazos, muslos, vientre, caderas y demás.
Existe una tercera posibilidad: hacer la dieta para quemar grasa y bajar de peso y, luego de terminarla, dedicarse de lleno al programa de ejercicios. Muchas han escogido esta opción, porque les resulta tedioso hacer las dos cosas a la vez (dieta y ejercicio), con resultados muy interesantes.
Otras, luego de quemar grasa y bajar de peso con el sólo programa de nutrición, ejercitan por un tiempo sólo ciertas partes de su cuerpo para tonificarlas. También han sido buenos los resultados.
En mi caso particular, preferí empezar con la dieta y el programa de ejercicios de manera simultánea y me fue mucho más que bien: me fue súper bien. El Sistema Venus no es aburrido. Eso se los garantizo.
En cuatro meses yo era otra mujer totalmente distinta, no sólo en cuanto a mi figura externa sino, también, en mi estado de ánimo permanente.
Me volví una mujer más alegre, extrovertida y sociable, por una razón bastante clara, considero yo: mis niveles de autoestima se fueron a las nubes. Me sentía la reina en todas partes.
Les cuento, chicas, que soy separada hace 4 años y, durante todo ese tiempo en que había estado gorda, no me había atrevido a salir con hombres.
Uno que otro me invitaba, pero siempre aducía una disculpa por aquello de la intimidad. Me entienden? Si una se enamora, lo más normal es que algún día (más temprano que tarde) deba desnudarse ante el hombre que nos gusta.
Por miedo a todo eso, siempre estuve evadiendo a los hombres que me buscaban. Hasta que, un día, me dije a mi misma: “ya no más. Esta tontería se acabó”. Busqué y nada encontré que se acomodara a mis gustos y necesidades.
Soy una ejecutiva de una compañía de seguros y no estaba dispuesta a someterme a largas sesiones de entrenamiento físico. Perdería mi puesto. Así de simple.
Algún día, una amiga, alta empleada del sector público en mi país, me dijo que ella había empezado con un sistema que le permitía comer casi que lo que quisiera y con muy poco tiempo de ejercicio a la semana.
Eso sí que me sonó de verdad pero, como soy un poco desconfiada en todo lo que tiene que ver con las dietas de internet, me dediqué a investigar en la web. Busqué, sobretodo en foros que, por su imparcialidad, usualmente plasman opiniones objetivas y no amañadas.
Vi que en varios foros de opinión se hablaba muy bien de este sistema y me decidí por adquirirlo. Lo que más me gustó fue que, en muchas opiniones de mujeres que se notaba que eran serias, ratificaban lo que me había dicho mi amiga: ni los ejercicios ni la dieta, son extenuantes.
Empecé, entonces, y “voila”: en un “abrir y cerrar de ojos” empecé a rebajar de una manera que jamás pensé que fuese posible. Y les confieso chicas: no me privaba casi de nada de lo que siempre me había gustado.
Que la hamburguesita cada mes, que el helado cada 15 días, que el postre cada 15 días. Eso sí chicas: sin sobrepasarse!!
En otro orden de ideas y retomando el tema de los ejercicios, digamos que es importante tener en cuenta el factor social y el aspecto laboral. Recuerdan que les había dicho, al principio, que les iba a regalar algunos de los conocimientos que adquirí sobre este sistema en Internet?
Sigamos, entonces. Muchos programas de pérdida de peso establecen extensos programas de entrenamiento que son verdaderamente imposibles de cumplir por parte de las mujeres que, en la actualidad, desempeñamos unos roles laborales y sociales bastante importantes.
Incluso, programas de dos horas de entrenamiento diario, son complejos para una mujer que es madre, esposa, trabajadora y demás.
Una de las bondades más importante del Sistema Venus, según muchas usuarias satisfechas, consiste en que su programa de entrenamiento no les depara mucho tiempo que es imprescindible para otras actividades fundamentales.
Algo en lo que se enfocó el creador de este sistema, mientras desarrollaba los estudios científicos necesarios, consiste en que una de las premisas fundamentales del programa sería hacérnoslo todo sencillo a las mujeres.
No obstante y en eso quiero ser bastante clara con ustedes: “sencillo” no significa necesariamente “fácil”.
Abstenerse de una tarta de queso es sencillo, más no fácil seguramente para muchas. Les confieso que, como ya se los había manifestado, no me abstuve casi que de nada, aunque las cosas se deben hacer con medida.
Si ayer me había comido un postre, en los 3 o 4 días subsiguientes no me comía ni la tarta, ni el postre de chocolate, ni el helado, ni nada por el estilo.
Cambiándoles chicas un poco de tema, en lo que respecta a las sencillez de los ejercicios, debemos manifestar que realmente lo son (sencillos) más no son fáciles, por sobre todas las cosas, al principio.
Ahora, la sencillez de los ejercicios (así no sean fáciles, insisto) permite que sean desarrollados en períodos de tiempo relativamente cortos al día.
En otro orden de ideas y pasando a un factor bien importante, como lo es el emocional, han sido innumerables las manifestaciones de mujeres agradecidas con los excelentes resultados que han obtenido.
Han logrado cambiar sus vidas de una manera verdaderamente dramática. Han conseguido reactivar su vida social y, en no pocos casos, han logrado reestablecer su vida afectiva.
En los foros se deja ver algo muy importante para que todas lo tengan en cuenta: el Sistema Venus no es un fraude.
Retomando el factor emocional, es importante anotar lo siguiente: este sistema no sólo está enfocado en la parte anímica de nosotras sólo en función del bienestar emocional que sus resultados producen sino, también, en su ingrediente psicosocial.
No tenemos que abstraernos del contacto familiar ni del círculo de amigos. Para nada. El equilibrio en todos los aspectos es una de las prioridades en las que se centró su creador.
“No se trata de poner la vida en suspenso para cambiar el cuerpo”, leí por ahí en una entrevista que le hicieron al creador del Sistema Venus.
Equilibrio interno y externo. Este último se dimensiona en dos aspectos: cambio de figura y la posibilidad de continuar con una social absolutamente normal. El interno se refleja en dos frentes: el emocional y el fisiológico.
Desde el punto de vista de lo fisiológico, el sistema permite un equilibrio metabólico y hormonal (tan importante en nosotras), equilibrio este que se extiende a los niveles de grasa en el cuerpo y la tonificación muscular.
Ahora, este equilibrio externo-interno no se puede lograr con dietas que contienen un compendio de reglas estrictas en lo referente a la alimentación y el ejercicio.
Me voy a detener un tanto acá, mis queridas amigas. Las reglas rígidas generan un especial estrés en nosotras.
Nuestra sensible estructura cerebral nos vuelve bastante proclives a angustiarnos ante las normas que nos indican rígidamente: “Haga esto” o “No haga esto”.
Esta es la razón por la cual muchas mujeres dejan a mitad de camino sus tradicionales programas de pérdida de peso, con el consabido desperdicio de tiempo y dinero.
Yo, en mi caso particular, hace 3 o 4 años ya había perdido la cuenta del número de dietas que había empezado y que había dejado a mitad de camino. No había salido de una frustración, para entrar a la siguiente.
Y mi vida afectiva, seguía sumida en la más absoluta postración. Aceptaba una que otra invitación, pero nada pasaba a mayores.
Ya les había contado el por qué: tarde que temprano, me tendría que desnudar ante él. O, para no ir muy lejos, más temprano que tarde me vería en una piscina, en la playa o en shorts en mi propia casa.
El Sistema Venus ha dejado a un lado muchas de esas reglas rígidas de los métodos tradicionales, no sólo en lo que respecta a la dieta sino, también, al ejercicio.
Ese ha sido, precisamente, uno de los motivos principales de su éxito. Yo ni siquiera me hubiera fijado en él, si no hubiese sido realmente así.
Dichas normas específicas han sido eliminadas por dos motivos, según he leído: de un lado, no son necesarias desde el punto de vista fisiológico y, de otra parte, lo único que logran es agregar más estrés a un proceso que, ya de por sí, es estresante.
Muchas mujeres, no pocas de ellas altas ejecutivas, como yo, o importantes personalidades a nivel empresarial, que por razones obvias, no disponemos de tiempo para ejercicios ni dietas extenuantes, hemos logrado resultados rotundos con este sistema.
Y han sido claras en manifestar que (palabras más, palabras menos): “la flexibilidad del sistema, aunada a mi persistencia, es lo que me ha permitido no dejar el proceso a mitad de camino y obtener los buenos resultados que deseaba”.
Esto fue lo que le leí a la propietaria de una prestigiosa revista en un sitio web dedicado al periodismo de actualidad.
Muchas de ellas (incluida yo) entrenaron sólo 3 veces a la semana durante 4 meses seguidos, con resultados maravillosos. Ya comprenderán las lectoras, entonces, donde radica uno de los factores del éxito del sistema.
Otro factor muy importante a tener en cuenta, cuando se habla de dietas para bajar de peso, es el de la salud. Las chicas que se han involucrado en cuanta dieta ven en internet, no saben el daño que se han hecho a sí mismas.
No quiero pecar de fatalista y tampoco soy médica, ni nutricionista. Pero, en estos meses de investigación en la web, me he podido dar cuenta del inmenso número de mujeres, sobre todo jóvenes, que han visto su salud deteriorada ya de por vida.
Son muchas las que quedan con problemas renales, respiratorios, del sueño y demás, de por vida. Por no contar, por ahora, las que han quedado sumidas en la bulimia o en la trágica anorexia.
Qué podremos decir de las que han muerto. O, para no ir demasiado lejos, cuantas no han quedado con problemas emocionales crónicos de por vida, como la depresión crónica, trastornos de personalidad, el trastorno afectivo-bilopar y otras cosas que he leído en algunas páginas médicas.
Ustedes me podrán decir: “esta mujer ya nos está haciendo dar miedo de involucrarnos, incluso, con el Sistema Venus, como nos está presentando las cosas”.
A las que están pensando de esa manera, les puedo decir algo, con base en la experiencia que recopilé después de tantas dietas frustradas que hice. La inmensa mayoría están estructuradas sin ningún tipo de fundamento científico.
Todas o, casi todas, están dominadas por el factor económico. Como todo el mundo sabe que para nosotras las mujeres, la apariencia física es tan demasiado importante, echan mano de esa ansiedad para obtener lucro proponiendo cualquier cosa que leyeron por ahí en “la botica de la abuela”.
Y resulta que, como en internet el control sanitario en lo que respecta a los programas para bajar de peso, es prácticamente nulo, de eso se provechan los inescrupulosos para sacar cualquier cosa al mercado, sin que les importe, para nada, la salud de la gente.
Lo que sucede, además, es que se trata de personas o compañías que disponen de todo el capital necesario para emprender campañas publicitarias gigantescas en la web, lo que les permite convencer a las ingenuas y vender por cantidades industriales, por lo tanto.
Con el Sistema Venus, en cambio, no sucede eso. Este programa fue creado por un profesional en nutrición, fisiología y biología.
No estamos hablando de cualquier persona que leyó, quien sabe dónde, una formulita “de pacotilla” y, con un dinero disponible, se dedicó a vender por internet, sin importarle la salud de nosotras las mujeres.
Yo, en particular, antes de empezar a desarrollarlo, le pregunté a mi médica de cabecera desde hace 14 años, si era verdad eso de la Leptina de la que tanto se habla en el programa Venus.
Y me respondió que era totalmente cierto lo que se decía sobre su incidencia en el peso de las personas y de las mujeres en particular. Les voy a contar lo que he logrado investigar.
Para entender lo que les voy a contar no es necesario que seas médica ni nutricionista, ni nada que se les parezca.
Científicamente hablando, es muy claro el hecho de que este programa conduce a la usuaria a activar el metabolismo enfocándose en la producción de la leptina.
Acá me detendré un poco con ustedes, para explicar el rol que desempeña la leptina en el sobrepeso o, si se quiere, en las dietas para bajar de peso.
Cuando tenemos depósitos de grasa en el organismo, este mismo aumenta, casi que automáticamente, la secreción de la leptina, lo que le indica al hipotálamo que los depósitos energéticos están llenos.
Cuando esto sucede, el cerebro provoca una disminución del apetito y envía un mensaje de incremento del gasto energético.
Es así como la leptina restaura la homeóstasis metabólica al “poner de acuerdo”, por así decirlo, el apetito con la ingesta de alimentos.
El problema puede radicar en que, el organismo mismo, puede generar un cierto grado de resistencia a la leptina.
Acá es donde entran a jugar un papel importante las investigaciones científicas que sirvieron de base para la creación del Sistema Venus.
Su creador que, como ya se los dije, es biólogo, fisiólogo y nutricionista, se percató de ello por lo que diseñó el programa de alimentación de manera tal que esa posible resistencia no se presentara.
Muchas de ustedes se habrán podido percatar, en tantos años luchado contra el sobrepeso, que las nutricionistas nos insisten bastante en algo que ellas llaman “activar el metabolismo”.
Los médicos y los nutricionistas siempre han considerado que, para acelerar el metabolismo, una de las prácticas más importantes consiste es ingerir en la mañana alimentos que contengan sustancias aceleradoras del metabolismo.
Vean lo que he descubierto al respecto. Quien creó este sistema, programó en los planes de alimentación la inclusión de tales sustancias en las cantidades adecuadas, según los estudios científicos que se realizaron previamente por parte de los creadores mismos.
Detalles como esos, son los que le inspiran confianza a una. De entrada, ya sabemos que estamos tratando con un sistema que fue estudiado lo suficiente, antes de llevarlo al mercado.
Ahora, ocurre que algunas personas nacen con un proceso metabólico adecuado, otras nacen con un metabolismo más lento y, en algunos casos, excesivamente bajo. Esta última categoría, es la que normalmente causa lo que conocemos como “obesidad mórbida”.
Saben qué otra cosa me incitó a seguir adelante con el Sistema Venus? Que me enseñó a consumir alimentos que, por sus componentes, queman grasa.
Teniendo en cuenta, eso sí, que no me veía sometida a la indeseable tarea de abstenerme que comer lo que quisiera, sin sobrepasarme, como se los he manifestado ya varias veces en el presente post.
Además, este programa me enseñó a eliminar de la alimentación comidas que, así fueran saludables y recomendables, no ayudan a bajar de peso. Pero, siempre con el mismo principio básico: sin dejar de comer lo que uno quiera, sin excesos.
Ahora les voy a hablar acerca de algo que genera un tanto de desánimo en nosotras las mujeres, cuando de bajar de peso se trata. Ustedes ni alcanzan a imaginarse la pereza (literalmente hablando y sin tapujos de ninguna índole) que a mí me producía el tener que hacer ejercicio sin querer.
Cuando recién estaba empezando las rutinas, durante los dos o tres primeros días, el ánimo se encontraba arriba, porque era algo nuevo para mí y podría decirles que hasta me agradaban.
Conforme iban pasando los días, la física pereza se iba apoderando de mí hasta que, a los 7 u 8 días, desertaba del ejercicio y, por derecha, abandonaba también la dieta.
Lo poco que había logrado bajar (por decirlo de alguna manera, 2 o 2,5 kilos en una semana) lo volvía a adquirir nuevamente a los 3 días de haber abandonado el tratamiento en su totalidad (la dieta misma y los aburridos ejercicios).
Pero, hasta acá, no les he contado lo peor. Seguían pasando los días y, en vez de estabilizarme (lo que ya, de por sí, hubiese sido un logro) empezaba a aumentar de peso, a niveles muy superiores a los que tenía antes de iniciar el tratamiento.
Hasta ese entonces, yo había oído hablar del famoso “efecto rebote” pero no le había prestado mayor atención.
Pero, como todo en la vida nos llega tarde o temprano, ese fue mi turno. Me convertí, sencilla y llanamente, en una mujer obesa. Una levantada de la cama, era toda una odisea. Bañarme, era casi que una tragedia. Además, dormía bastante mal.
Como no respiraba bien en las noches, me dio algo que se llama “apnea del sueño”. Mi media de cabecera (de la que les hablé antes) me remitió a un neurólogo a un sitio del que jamás había oído hablar: una tal “clínica del sueño”.
Al día siguiente llegó el neurólogo y me sentenció: “usted, señora, tiene apnea del sueño y le voy a tener que prescribir un aparato con el que deberá dormir por el resto de su vida”.
En pocas palabras se los describo: una especie de CPU de la que sale aire expulsado por una especie de manguera que va acoplada a una máscara que me debía colocar en mi cara todas las noches.
De otro lado, empezaron los problemas de aumento de los niveles de azúcar en mi sangre.
Afortunadamente, nunca llegué a ser propiamente diabética. Empezaron los encierros en mi casa los fines de semana. Ningún hombre se me acercaba prácticamente y cuando, por mera casualidad uno que otro me abordaba, de inmediato le rehuía por temor a que, meses después, me abandonara por otra más delgada que yo.
En fin, mis queridas amigas, mi vida se convirtió en un verdadero caos. Sólo me limitaba a trabajar y, por supuesto, mi rutina consistía en “trabajo-casa-trabajo” y absolutamente nada más, visita como funciona sistema venus.
Como les comenté, Dios envió a mi vida a esa amiga que me habló del Sistema Venus. Me dediqué a investigar en internet. Me inspiró toda la confianza del mundo y me dediqué a desarrollarlo al pie de la letra.
En sólo 4 meses y siguiendo todas las indicaciones del programa de nutrición y del programa de ejercitación, bajé 27 kilos y mi vida volvió a ser normal.
Un que otra vez (quizás una vez por mes) le hago a la dieta una “trampita” pero absolutamente nada sucede. Y saben qué es lo mejor de todo? Que ese “efecto rebote”, al que tanto le tememos las mujeres, jamás se ha presentado.
Por último, les cuento algo que algunas, quizás, no me creerán: dos veces a la semana y sin necesitarlo, hago los ejercicios del programa con todo el gusto verdaderamente.
Como se trata de jornadas cortas, ningún tipo de pereza se asoma. Sigo comiendo normalmente o, mejor dicho, aprendí a comer y ya no me asaltan esas ansiedades de ingesta de comida. Los antojos desaparecieron por completo.
En fin y a todas estas: mi vida cambió por completo.